Sonría y diga: ¡PUCHERO!

El PP ha anunciado que tiene la intención de realizar una reforma electoral de cara a las municipales, y naturalmente no una reforma cualquiera, más bien se trata de un nuevo mecanismo para intentar apoltronarse aún más en el poder.

La reforma consiste en que en cada municipio ganaría la lista que consiguiera el 40%de los votos (lista mayoritaria). Consiguen así anular a los partidos más pequeños, unificándolo todo en torno a su gran bloque. Se convierten en únicos beneficiados – junto con el PSOE (¡qué raro!)-, blindando el bipartidismo. Según las encuestas de las votaciones en 2011, el PP se aseguraría gobernar en la mayoría de las ciudades donde ya tiene mayoría absoluta, y ganaría otras tantas, dejando absolutamente aparte a partidos más pequeños.

Es descrita de forma muy vaga en el programa, y de hecho ninguno de los representantes del PP quiere hablar sobre ella – impidieron que el Congreso de los Diputados pudiera hacer un llamamiento al presidente del Gobierno para explicarla- más claros que un libro cerrado nuestros queridos «garantes de la legitimidad democrática».

Supongo que se imaginan que si los españoles somos conscientes del cambio en las reglas del juego podemos adaptarnos al sistema y comportarnos de manera diferente (que igual no, vaya usted a saber). No es sólo una reforma que les beneficia, necesitan además que no se sepa que se lleva a cabo dicha reforma, pues sólo tendría sentido si se mantienen las votaciones como hasta ahora.

¿Sus razones (valgan excusas, valga “vamos a decir algo por lo menos pa’ disimular)”?
Mayor estabilidad, porque según ellos los gobiernos “multicolor” (con varios partidos en coalición) son más “inestables”. Lo que no tienen en cuenta –o no les interesa- es que son más representativos. Y obviamente más representativos de todo lo que no les gusta, como eso de la Ley Antidesahucios en Andalucía, ( si es que dónde van estos rojos queriendo que la gente tenga casa, por favor…).

¿No os cosquillea la historia? Recuerda inevitablemente a los “Pucherazos” de la Restauración Borbónica Española, en la que se manipulaban elecciones, votos e incluso a ciudadanos a conveniencia para mantener el bipartidismo. “Las elecciones no hacen a los gobiernos, sino los gobiernos a las elecciones” se solía decir (y no hemos evolucionado mucho, como se ve). Por supuesto, otro elemento común con el entonces y el ahora, nuestros caciques del siglo XXI: grandes empresarios y fortunas, grandes medios de comunicación, y sin olvidar a nuestra inseparable Troika, capaz de hacer lo que sea con tal de mantener este sistema criminal.

Tal y como decía Alberto Garzón, el FMI ya lo dijo claramente, la inestabilidad de los dos partidos mayoritarios no es conveniente para llevar a cabo las reformas económicas necesarias. Es un hecho simple, hay elementos sobre los que sí podemos debatir, pero lo que se hace con nuestra economía no es uno de ellos. Nuestro “Estado de Derecho” no es más que una fantasía, nuestros gobiernos pueden decidir sobre ciertos aspectos, pero todo lo que afecte a cuestiones económicas relevantes se convierte en “intocable”, porque eso corresponde al sistema capitalista en el que estamos inmersos. Vivimos por y para este sistema, nos sea favorable o nos aniquile por completo, y el Gobierno sólo puede mirar, y aceptar. Y si hay dos partidos en este país que admiten llevar a cabo dicho sistema sin rechistar son sin duda PP y PSOE, PP porque les favorece directamente a ellos y a quienes representan, y PSOE porque es el único partido con careta de izquierda capaz de venderse en el momento necesario para mantener dicho sistema en movimiento.

Nos han vendido el cuento de que tenemos una Democracia (así con sus mayúsculas bonitas) porque podemos votar cada cuatro años, aunque después durante esos cuatro años el gobierno electo pueda saquear, sobornar, privatizar, precarizar y humillar nuestras vidas a destajo, sin que podamos hacer nada para evitarlo. Y por supuesto, si en algún momento se nos ocurre votar algo distinto a lo que “ellos” consideran “correcto” no se preocupen ustedes, que ya vienen a salvarnos de nuestra absoluta ignorancia y a cambiar las reglas del juego para que todo siga estático, para que nadie los mueva.

La reforma es legal, pero vergonzosa a meses de unas elecciones, demuestra que están preocupados, que el miedo empieza a cambiar de bando, pero que siguen teniendo elementos para intentar perpetuarse en el poder.

El problema no son las elecciones en sí, todos los modelos plantean pros y contras, y merecen ser estudiados y debatidos. Necesitamos sistemas intermedios –como los revocatorios, que permitan a la ciudadanía destituir a un gobierno que no cumple con el programa que propuso, o que actúa en contra de los intereses de quienes les han votado- , porque lo realmente preocupante es la absoluta falta de control que tenemos los electores sobre los elegidos durante su mandato. Ellos siempre van a encontrar las artimañas para que las elecciones les sean favorables, tienen capital, medios a su disposición, y poder. Y además cuentan con nuestra pasividad, pilar fundamental de sus continuas victorias. No tendrían nada si todos decidiésemos ponernos en pie.

Para poder decidir es indispensable conocer, informarse, ser críticos. Vivimos en una pseudodemocracia (y más pseudo que la quieren hacer), pero si queremos, está en nuestra mano cambiar algo. Por favor, a votar se va leído, y bien leído.

pucherazo

El que lo toca, lo paga.

Llevaba varios días queriendo escribir, y si bien el tiempo me ha faltado aunque no las ideas, hace un par de días hubo una noticia sobre la que no puedo dejar de hacerlo.

Hace dos días, cinco hombres violaron a una mujer a la salida de una caseta de la feria de Málaga, los agentes encontraron a la chica tirada en el suelo a las 8 de la mañana, y gracias a la descripción que ella hizo de ellos los han logrado detener. (La noticia la tenéis aquí )

La noticia en sí es despreciable, pero por desgracia, lo que la hace aún más despreciable, es que no es una excepción. Los abusos sexuales, las agresiones y las violaciones son un continuo en la vida de muchas mujeres.

Lo primero que me llama la atención tras este hecho ha sido un comunicado en la página del Ministerio del Interior mandando unas «recomendaciones» para las mujeres del tipo (podéis verlas Aquí): no vayas sola por la calle, evita entrar en ascensores con desconocidos, lleva un silbato (¡un silbato!) a mano… Todavía estoy esperando una página del Ministerio en la que ponga:  VIOLAR ES UN DELITO DESPRECIABLE, NINGUNA PERSONA TIENE POR QUÉ SUFRIR QUE SEAS UN DEGENERADO Y UN MALNACIDO, Y SI LO HACES, LO PAGARÁS CARO. O algo así, no sé, algo que no nos haga sentir culpables a nosotras por no ir lo suficientemente protegidas, lo suficientemente atentas, por no estar lo suficientemente asustadas.

El caso es que es muy fácil culpar a la mujer. Quién no ha oído la frase «con esas faldas tan cortas y esos escotes, luego que no se quejen si les meten mano». Discúlpenme señoras y señores por querer llevar lo que me venga en gana, tenemos hombres que van por la calle sin camiseta, mean en mitad de cualquier sitio público, llevan los pantalones a la altura de las rodillas o suben fotos medio desnudos a redes sociales, y de repente aparece una mujer con una falda corta o que decide quitarse la camiseta y acto seguido se convierte en un objeto que se merece ser tocado, apretado y pellizcado?  Lo que yo quiera enseñar de mi cuerpo no lo convierte en un escaparate, o en un buffet libre. Mirar no es sinónimo de tocar, ni mucho menos de «tómate la libertad de manosearme».

Vivimos en una sociedad donde un hombre antes de  violar a una mujer ha tenido la plena libertad para decirle lo que le dé la gana en mitad de la calle (desde «guapa» hasta «puta» por llevar un vestido), después tienen la libertad de meter mano lo que se les antoje -dando por sentado que lo peor que les puede pasar es que les pille el novio de turno, en caso de que lo haya- y encima después tienen carta blanca para llamar a una mujer «estrecha» y «calientapollas» porque ella en un momento dado dice NO, e incluso pueden -sin ningún problema y en muchas ocasiones con éxito-  forzarla para que termine «lo que ha empezado». Después de todo lo que se dan cuenta que pueden hacer sin que NADIE HAGA NADA por evitarlo, o por castigarlo, ¿de verdad os sorprende que violen? es consecuencia natural.Y como veis, aquí todavía no he hablado de cómo viste la mujer ni por dónde camina, porque obviamente eso da igual, y la que no haya sufrido alguna vez una de estas agresiones a cualquier hora y en cualquier sitio, que levante la mano.

No somos objetos, vestimos como queremos, porque hace mucho tiempo que nos ganamos el derecho a llevar lo que nos diera la gana y a movernos por donde nos diera la gana, y parece que algunos no os lo termináis de creer. Y desde luego, no tenemos la obligación de acostarnos con vosotros porque en un momento dado hemos decidido empezar algo. Podemos parar, porque no nos guste, porque no nos sintamos cómodas, porque nos dé la real gana o porque nos hayamos arrepentido. Y no somos peores ni firmamos un contrato cada vez que tonteamos con un hombre. Cada vez que un hombre obliga a una mujer a terminar un acto está abusando de ella, y cada vez que lo permitimos estamos favoreciendo una violación sistemática a nuestros derechos, a nuestro cuerpo, a nuestra libertad.

Estoy cansada de tener que evitar calles, lugares, de vivir asustada cada vez que oigo pasos a mi espalda, de no poder llevar ciertas prendas porque con ello sé que hay hombres van a dar por sentado que soy un objeto comestible o violable. Y no es culpa mía, por mucho que salgan páginas del Gobierno alentándome a seguir ciertas normas para que me cuide, no quiero tener que cuidarme, quiero que un hombre tenga miedo a violarme, en lugar de ser yo la que lo tenga.

 

Deliremos, pues.

Sería una descortesía por mi parte no comenzar este blog sin citar al gran autor que, en cierta medida, lo inspira. Eduardo Galeano no sólo nos escribe desde la rabia, y la incesante necesidad de proclamar justicia y libertad, sino que también nos invita a soñar, a creer que otro mundo es posible, y a luchar por él. Pero en este mundo en el que vivimos, o soñamos lo imposible, o deliramos, o jamás lograremos salir del enorme cubo en el que nos han metido. Así que yo desde aquí, y empezando por las maravillosas palabras que Galeano nos dedica en su libro «Patas Arriba», os invito a delirar, a soñar por ese otro mundo posible y necesario, y a construirlo paso a paso, golpe a golpe, salto a salto.

Gracias por las palabras y por la lucha, Galeano.

«En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar.

¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible: el aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones; en las calles, los automóviles serán aplastados por los perros; la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor; el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas; la gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar; se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega; en ningún país irán presos los muchachos que se niegan a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo; los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas; los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas; los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos; los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas; la solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo; la muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero; nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene; el mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra; la comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos; nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión; los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle; los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos; la educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla; la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla; la justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda; una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú; en Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria; la Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo; la Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: «Amarás a la naturaleza, de la que formas parte»; serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma; los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar; seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuanto hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo; la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero. »

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